13/5/16

MI DESPERTAR CON EL REIKI

Debido a diferentes situaciones laborales y personales que estaba viviendo hace ya algún tiempo, conocí por primera vez lo que era el estrés. Trabajaba como administrativa y ,como más tarde descubrí, no era el trabajo de mi vida. Esta situación se fue complicando y derivó en una pequeña depresión. 
Por aquel entonces no sabía lo que me ocurría, pero lo que sí sabía era que quería encontrarme bien. 

Fui buscando mi bienestar personal a través de los masajes, el yoga... y en esa búsqueda en la que intentaba encontrar soluciones encontré personas, viví experiencias y el Reiki llamó a mi puerta, me propusieron hacer un curso de primer nivel de Reiki (desconocía por completo lo que era), la verdad es que no recuerdo cuales eran las explicaciones que me dieron, pero hubo una frase que me hizo tomar la decisión:
- Y a tí, te iría bien para tu hijo, si se pone enfermo o tiene fiebre le puedes ayudar.
En aquel momento mi hijo aún no había cumplido los 2 añitos, así que, no me lo pensé.

Recuerdo con mucho cariño aquel fin de semana, las vivencias que tuve y lo que fue mi despertar a lo que cambió mi vida: el REIKI.
Ese fin de semana uno de los participantes al ponerme las manos en el chacra corazón, en la espalda, se quejaba del calor que desprendían sus manos, le quemaban. Durante la noche, en casa, aún podía sentir como me ardía este chacra, el cuerpo me tiritaba de frío, sentía una envolvente sensación de paz.... 

Nos aconsejaron que practicáramos y así lo hice: hacía Reiki a todo ser viviente y "no viviente" que me lo permitía. 
Cada vez  descubría más cosas sobre mi misma y se me iba despertando más y más la intuición, sentía la energía, fluía con ella y no me costaba nada hacerlo.
En una de las prácticas descubrí, para mi sorpresa como podía conectar con la persona, sentía intensamente sus emociones, su tristeza, enfado, rabia y el orígen de las mismas.
A partir de ese día cada vez que practicaba, no importaba la persona que fuera, venían a mi mente imagenes y emociones, a veces se trataba simplemente de vivencias de su rutina en el trabajo pero que me explicaban el porqué de su molestia y la posturas que debían corregir.

Desde entonces he hecho reiki a personas, animales, plantas, aparatos eléctricos, piedras... 
Todo tiene energía, en algunas ocasiones los aparatos vuelven a funcionar durante un periodo de tiempo, en las personas el malestar desaparece, en otras simplemente han de cambiar actitudes, hábitos, comprender situaciones o vivencias experimentadas para su autosanación o crecimiento personal.
He de reconocer que con los animales me cuesta más confiar e interpretar la información que recibo, aunque luego he podido apreciar su mejoría o su "liberación".

El Reiki nos enseña a sacar lo mejor de nosotros mismos, ver y vivir la vida de una manera más positiva, ayudándonos a liberarnos de cargas y emociones no necesarias.

Lo aconsejo como terapia para encontrar el bienestar emocional y físico, también es una buena herramienta que puede ayudarnos en el crecimiento personal.

Cualquier persona puede recibir esta terapia, o iniciarse en Reiki, cada uno vivirá su propia experiencia.












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